martes, 24 de marzo de 2015

Deseos




Tengo  tantas ganas de ti, como tiene la playa de las olas.
Así, con ese deseo irrefrenable y sostenido de intervalos constantes.

Pero tú..., tú no me lo dices así.
Me lo dices más rotundo, más directo, más sencillo.
 "puedes visitarme".
Y entonces, yo sé que no es una pregunta, es una demanda en toda regla.
Es una insinuación a ti, a lo más delicado de ti.
Añades un -si quieres-, como de cortesía.
Como si fuera un aviso, como..., para darme un margen de tiempo.
"puedes visitarme"
Y me convidas a tu cuerpo,
-si quieres- me dices y hospedas mis manos en ti. Para que quiera.
"puedes visitarme"
como una entrada al banquete de tu piel.
-si quieres- me dices, como..., sugerencia. Para que acepte.

Y yo, te susurro en ese intervalo del -si quieres-
que tengo tantas ganas de ti, que en un beso, sabrás todo lo que he callado.
y añado tu -si quieres-.

Pero tú..., tú no me lo dices así.
Me lo dices más simple, más tenue, más acogedor.
"puedes visitarme"
Como solicitándome a tu cuerpo, sin suplicas, con valor.
Y añades ese invicto -si quieres- , como... de tentación.
Para que quiera.

Y quiero.









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