miércoles, 15 de julio de 2015

La cita.

Mi muy estimada y querida Condesa de Faria:
He recibido con la premura con la que acostumbráis, vuestras noticias y ese feliz regreso a la tierra que  amáis, lo cual me alegra y me satisface.
El sobre que encerraba vuestras palabras y vuestros sentimientos me fue entregado en la villa de Dornes.

Es evidente que largos son vuestros brazos para dar con mi paradero.
Las buenandanzas me ha sido entregadas por un  mozo de caballerizas, que no dejo de vociferar mi nombre hasta que me tuvo frente a él, supongo que también a vuestro servicio, aún así,  he de deciros que nada más que vuestras noticias fueron puestas en mis manos, me ha  apercibí que habían llegado carentes de vuestro perfume, lo cuál, lamento, pero como vos soléis decir, "es lo que hay".

En fin, me apacigüé el recuerdo del aroma de vuestra piel, con una lectura ávida de vuestros escritos y obvie este olor a cuero viejo que desprendía vuestra carta acrecentado seguramente por el sudor del caballo donde fueron transportados estos pensamientos con tanta prontitud.

Os respondo desde las cercanías de la torre pentagonal de Dornes, donde me encuentro tratando de hallar una nueva pista, que espero contribuya al esclarecimiento de la enigmática lectura que a escondidas pude hacer del manuscrito hallado en el alcázar que la Orden del Temple poseía en Olivenza y de cuya biblioteca fui despedido de malos modos por un bibliotecario inepto, carente de miras y demasiado servicial con todos los preceptos anticuados de sus superiores.
Aunque es cierto que estoy un tanto dolido por la actitud que mostraron estos personajes al verse sus poltronas tambalear ante mis conocimientos, os aseguro que mantengo mis ánimos intactos.

Se del tiempo que esta investigación me esta ocupando, os pido disculpas, aunque vos ya sabéis de la importancia que este asunto tiene para mí.



Me he alojado durante un tiempo en una posada cercana, evitando así, verme envuelto en más disputas, en este caso, las que mantienen  los feligreses de esta aldea de Dornes con sus vecinos de Serta, curioso nombre, por cierto y que hace alusión como así queda de manifiesto en su escudo de armas a la sarten y los huevos con los que la señora de estas tierras después  de tener conocimiento del fallecimiento de su esposo y por ende señor de la villa de Serta, se lanzo contra la legión romana para evitar la invasión, es decir a huevos y sartenazos. Ahora se discuten  la posesión de la imagen de la Virgen del Llanto, por no estar de acuerdo en la pertenencia de las tierras donde apareció la imagen.
Al corriente de todos estos hechos, me ha puesto una afable vendedora de pócimas y de ungüentos, oronda de carnes y desdentada por más señas, que al verme merodear por la iglesia que ordenara construir vuestra amada reina Santa Isabel, pegada a la torre templaria, o mejor bajo su protección, enseguida me salio al paso, para, aparte de satisfacer su curiosidad por ser yo estraño en la villa, hacerme un relato concienzudo de las disputas y afablemente ofrecerme unas hierbas para el  "mal de ojo", supongo que apreciaría en mi rostro, la turbación producida en el enfrentamiento con el bibliotecario y sus superiores, o quizás, la tristeza de no teneros a mi lado, ambas son ciertas.
Comentadas las propiedades que enumeró en retahíla  de sus pócimas y que convenientemente tenia dispuestas en unos toscos tarros de cristal junto con una especie de dulces, a los cuales  no pude resistirme  probar, adquirí uno de los envases, el que dijo que contenía la hierba de los recuerdos y que vos conoceréis como rosmarino o alecrim, planta mágica desde la antigüedad y emblema de amor  y aunque vos sabéis que soy bastante incrédulo en estas cuestiones de males de ojo, compre un envase en la creencia de utilizar el rosmarino en algún condumio que en nuestro próximo encuentro, espero os satisfaga, pues vos ya sois conocedora de mis artes culinarias.

Después de la venta y la charla solicite su ayuda, pues me pareció mujer despierta y ávida de conocimientos, a lo cual no puso ningún "pero"  con lo que amparados en la noche y aprovechando que los feligreses en ese momento se hallaban reunidos en la capilla invocando a su desaparecida Virgen  mediante oraciones y cánticos, aprovechamos las notas que se desprendían del órgano a través de los muros de la iglesia para amortiguar nuestros susurros y nos dirigimos a la Torre, ya os he comentado anteriormente que es pentagonal, mandada reconstruir por Gualdim Pais, siguiendo la divina proporción o numero áureo y el pentagrama pitagórico. El pentagrama místico de Pitagoras fue un diagrama esencial del esoterismo geométrico, muy tenido en cuenta por los templarios, obvio deciros que se representa por la letra griega tau, aclarado este punto para vuestro ansia de conocimientos, os diré que con un trozo de lino blanco que me proporciono la posadera de algun retal viejo y un trozo de carbón he podido sacar una imagen del dintel de la puerta, donde me indico mi oronda vendedora que se hallaban unos intrigantes trazos, el dibujo resultante deciros que es exacto al que aparece en el manuscrito de Olivenza, son dos círculos separados por una lanza, un dardo y una figura que desconozco, pero que se me antoja una caja de música, o una especie de teclado, quizás como un piano, ya que este contiene la proporción áurea, ocho teclas blancas y cinco negras en grupos de dos y de tres. La serie 2,3,5,8 es el comienzo de la serie Fibonacci, extrapolando esto  a las notas musicales tendríamos ocho notas con cinco alteraciones dadas por las negras, es decir 13, el siguiente numero de la secuencia, como curiosidad un acorde mayor estaría compuesto por las notas 1,3,5 de una escala y este seria un acorde lleno, agradable y armonioso, al igual que las cinco caras de esta Torre, curioso, verdad. Uno de los círculos tiene ocho resaltes también circulares y esto me lleva a pensar de nuevo en la escala musical.
El hecho de que estos símbolos estén representados o dispuestos en esta torre pentagonal me lleva a pensar en algun tipo de instrumento, cuyas notas o melodía resultante abriría la puerta a una nueva pista, puede parecer descabellado, lo reconozco, pero vos que sois conocedora de las artes musicales, no creéis y os pregunto, que se podría establecer una relaccion entre el numero áureo y las notas musicales producidas por un instrumento construido a tal efecto, como podría ser esta torre actuando simplemente de caja de resonancia.
Mañana partiré en dirección al castillo de Tomar, creo que el circulo con los ocho resaltes hace referencia a la charola que se encuentra en el interior del castillo, concretamente en la capilla de la iglesia  y que es una copia del Santo Sepulcro de Jerusalen, aunque antes espero encontrar a un anciano artesano que trabajo en el castillo y del cual espero obtener alguna aclaración a mis dudas. Según he podido saber  por mediación del posadero se encuentra cercano a estas tierras y que habita en un bosque en una estraña especie de tienda construida al estilo de los mongoles, una yurta, algo estraño para estos tiempos.


Me gustaría que me acompañarais en este viaje y para eso os emplazo a la mayor brevedad posible de la cual podáis disponer para que os reencontréis conmigo en el Castillo de Almourol desde donde he dispuesto que un velero nos lleve aguas abajo del río Tejo, disculparme que no os anticipe nada más, pero tengo la convicción de que las pistas que dispongo son correctas y prefiero daros los detalles en persona.
Sabéis que necesito de vos, me gustaría tuvierais a bien acompañarme en esta aventura e instruirme con vuestros conocimientos musicales, os solicito ayuda y por supuesto compañía.