La etapa gris que acabo en O Porriño, no lo fue en su mayoría, pues cabe destacar que siempre hay un momento, o unos instantes del día en los que lo gris desaparece momentáneamente, y yo particularmente, es con lo que me quedo del día, cierto es que a toro pasado, bueno, el caso es que antes de llegar a O Porriño, pare en un área de descanso de peregrinos que tiene el centro cultural "A Lagoa" y que lo llevan entre los amigos que hacen la fiesta de San Campio, al cual son muy devotos, allí pude comerme el bocadillo y charlar un rato con los que se encontraban en ese momento, y tomar unos aguardientes que me invitaron, pues había discrepancias en de quien era el mejor, y yo no les pude sacar de la duda, quedando la cosa en empate, y yo, con algo de sofoquina, despedidos los devotos y parroquianos, he informado de la mejor ruta a seguir en mi llegada a O Porriño, pues ahora hay dos alternativas, me quede en esta población y ya mas fresco.
y con una grata escultura, al lado del albergue, no todo iban a ser cruceiros.
Dicho todo esto, que son noticias de ayer, madrugue algo mas de la cuenta, tanto que aun el alba no se había despertado y me dispuse a iluminarme el día y la jornada, y como las ansias de mar me dan alas, salí apresurado a Redondela.
Las flores comenzaban a abrirse y las bruixas y meigas se retiraban
unas se retiraban, otras florecían, otros afanaban, y el peregrino se sonreía
El camino después del aviso, inspiraba a buscar o saber ver algo diferente de esta Galicia, que apenas había empezado a andar, cosa difícil, todo es tan verde y el día nublado que por mas que miraba todo el camino, estaba mas en el dicho de la Heineken, que en otra cosa, "piensa en verde" si no salgo del verde. Venga salgamos!
y de nuevo mas verde
para ver otros colores tenia que esperar a llegar a los mini pazos, pues los grandes también tenían valla igual de alta como de grande ellos
menos mal que de vez en cuando alguna estatua, me rescataba del verde, quizás para intrigarme
total que de concello, en concello, del Pazo dos Marqueses, al cruceiro que en su día vio D. Diego y ahora un poco deteriorado y con alguna decoración a mi modo de ver algo estrafalaria, vine a dar a Redondela, eso si, por una bajada que había que echar ancla.
El albergue, en una torre del siglo XVI, perfecto, encantador y con unas instalaciones muy coquetas. Después de hecho el correspondiente ingreso de datos, sellado de acreditación, toma de posesión de la litera correspondiente, aseado del verde del camino, vamos a ver el mar, me dije,
cholas, pantalón corto y a pisar arena.
Uyy! que desilusión, no había olas, claro es una ría, la playa llena de algas, la arena verde, nooooo!
el agua estancada, ni se movía, el día gris, y verde, verde.
Bueno, habría que ir a una que se veía a lo lejos, a la de Cesantes, pero ya seria mañana, hoy me quedo con Valle Inclan.
Las tramas de la Casa de Soutomayor y su legendario Pedro Madruga, y buscare el mítico "cañón de pau" con el que los vecinos derrotaron a Napoleón en 1809, ya que a la isla de San Simón, a dos brazadas que diera, no permiten las visitas, es decir tarde de patos, y lectura.
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