"Por tanto...", suele decir a menudo el padre de una de mis lectoras y a continuación, después de una breve pausa, como un suspiro, argumenta una serie de razones y convicciones propias respecto al asunto o al hecho preciso sobre el que gira o se desenvuelve la conversación.
En determinadas ocasiones ese "por tanto" queda como una sentencia lógica e irrefutable, en otras como una invitación a la respuesta pausada y meditada.
Lo cierto es que esa expresión hábilmente utilizada por esta persona, actualmente se ha adherido a mi manera de expresarme, "por tanto" la utilizo a menudo. Resultando que cuando incluyo la citada expresión en las conversaciones que mantengo con su hija, su forma de sonreír me denota una gran complicidad, sus ojos se vuelven más expresivos y su rostro se ilumina, con lo cual el producto del "por tanto" origina una adicción en mi a la expresión, unas veces inconscientemente otras adrede, a sabiendas de los resultados que produce en su rostro.
El tan manido "por tanto" viene a cuento, de que después de este parón veraniego y como consecuencia de mi emigración, voluntaria, sí, necesaria, también, no he podido publicar con la frecuencia que hubiera deseado, ni tan poco me he podido nutrir debidamente de la lectura de otros blogs que habitualmente sigo, "por tanto" estimados lectores y bloger@s os pido disculpas.
Retomo de nuevo "por tanto", con esta entrada mi actividad en el blog, poco a poco irán apareciendo nuevas historias para vosotros desde mi nube.
Agradeço a D. Adelio para inspirar este post.
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