Apenas han transcurrido unos minutos de este trece de enero.
Soledad
hoy, precisamente hoy, no deseaba estar en este estado de aislamiento. Esta reclusión a ratos perfecta, en la que el sonido que produzco al golpear las teclas de este viejo ordenador se confunde con el eco de las palabras alborotadas que desde mi corazón tratan de buscar mi mente,
efímero
es, ese corto espacio de tiempo entre los latidos desosegados por el abandono de las musas caprichosas que ayer invadieron mis sueños con su
epifanía para revelarme de forma sorprendente que una ilusión, es un regalo
inmarcesible en nuestro corazón.
Aún te restan varias horas de este trece de enero.
Duermes al otro lado de mi mundo
yo aún despierto bajo esta
incandescencia solitaria con la que
alumbro los borrones de mis escritos y la
efervescencia de este liquido que en copa alzada te ofrezco.
Sí.
Aún a sabiendas que solo permitirías que el agua nacida en tu tierra bañara tus labios. Brindo por ti, por tu día, para que no haya
olvido, esa acción a veces voluntaria de dejar de recordar.
Apuro esta copa antes de que mis ojos vean el
arrebol de la madrugada.
Mientras,
tú seguirás durmiendo mas allá de la
aurora.
Caminaría por tus sueños
como un sonámbulo
y justo en el instante en el que tus pestañas
mostraran la
luminiscencia
de tus ojos
depositaria un beso
etéreo
en tus labios.
Ha transcurrido una
época
entre nosotros
y doy gracias a esa
serendipia
surgida a orillas del río Limia.
¡Acaso Décimo nos llamo.!
Entre la
iridiscencia
de sus aguas
tu nombre
resuena como un eco
melifluo
hasta detener mis pasos.
Con esa imagen grabada
y en este estado de
limerencia
prendido me encuentro aún.
Ese día perdí momentáneamente la elocuencia
mientras os esperaba.
Hoy sois un motivo de inspiración.
El desenlace de esta historia:
Dicen "toda palabra fue inventada de la nada"
yo, quisiera inventar una para ti.
https://www.youtube.com/watch?v=SA38lZEyTzE